domingo, 5 de octubre de 2008

Ni una lágrima más



Hay momentos en la vida que dan ganas de huir, dejarlo todo y abandonar. Me levanto más cansada que me acuesto, pero me levanto, hago un pis, me miro al espejo, ¡vaya cara! Me ha salido un nuevo grano en la mejilla y tengo una nueva cana. Pongo el café en la lumbre y un cacito con leche, la caliento un pelín, lo suficiente para que me lo pueda tomar de un trago, antes lo acompañaba con galletas, ahora por el puto colesterol, ni siquiera eso. Echo de menos la manteca colorá, ¡qué buena! Claro que ya ni probarla. Voy a la ducha, no sale el agua caliente, llevo tres años con la caldera rota, pero no hay manera de comprar una nueva. Odio el agua fría en invierno, me seco el pelo, tapo lo granos con maquillaje, me pinto los ojos y los labios, me pongo unos vaqueros, un jersey rojo de cuello alto, sin mangas y unos zapatos planos, me salpico con unas gotas de perfume. Pongo la correa al perro y cojo la bolsa de basura. Bajo los tres pisos deprisa, muy deprisa, porque el perro se mea, agarro el pomo y al tirar me quedo con él en la mano, con tanta espera el perro se orina en mi pierna, ¡me cago en la puta! El camión de la basura se va, yo sin poder abrir la puerta. ¡Genial! Baja una vecina, me pone mala cara, todo el suelo perdido de pis. Sonrío, pero ella ni se inmuta. Después de un cuarto de hora conseguimos abrir, dejo la basura en el portal y me voy con el perro, tras un largo recorrido, regreso a casa con la bolsa. Cojo la fregona y bajo al portal a limpiar el orín. Me cambio de ropa, riego los tiestos, echo de comer al perro y me voy al trabajo dejando a mi marido y a mi hijo en la cama. Una vez allí, me está esperando un cliente, al poco de reunirme con él me suena el móvil, ¡no me lo puedo creer! La tutora del niño, que si no ha ido a clase a primera hora, que si ayer se fue a la hora del recreo y ya no regresó, que si ha empezado muy mal el curso.... que si es rebelde...que hable con él...que bla, bla, bla ¡me cago en la puta! y el cliente esperando....cuelgo el móvil y sigo atendiéndole encabronada. Llegan las tres de la tarde, me llama mi marido echo un histérico: que donde está el niño, que aun no ha llegado a comer, que si hace lo que le da la gana, que tú tienes la culpa....¡Hasta las narices, estoy hasta las narices! Llego a casa a las ocho y media de la noche, no hay nadie, bueno sí, el perro. Las camas patas arriba, orines en el pasillo, el perro desesperado por salir, la cena sin preparar, los cacharros de la comida sin fregar....mi suegra llamando al móvil y mi madre al fijo. Cojo primero el fijo y dejo que suene el móvil. Termino de hablar con mi madre y llamo a mi suegra. Mientras hablo con ella, dirijo la mirada hacía el sofá, cuelgo y voy hacia donde mis ojos me guían. Allí, entre el respaldo y el asiento se esconde un condón, sin más lo cojo con un clinex y lo tiro a la basura. Ya son las nueve de la noche. Mi marido sigue sin venir. Hago las tareas pendientes y me pongo a cenar sola, bueno no, con el perro. A las once, llega el niño, le pongo la cena y sigo recogiendo. Es la una de la mañana y estoy rota y mi marido sin venir. Esto es un día más o menos normal, los hay peores y también mejores. Hace tiempo, me ponía a llorar, lágrimas y más lágrimas ¿para qué? Desahogo quizás. Ahora me lo tomo a risa, ni una lágrima más. Así que me acuesto esperando que cuando llegue mi marido no esté demasiado borracho y no se haya jugado demasiado dinero al pocker.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo dire que te tienes el cielo ganado, respecto a lo demas prefiero no opinar.

Un beso

Anónimo dijo...

Bueno, bueno no es para tanto, que hay días mucho mejores: tengo la cena preparada, o me han hecho la cama, o no me ha meado Danko encima o me ha tocado una quiniela de 10 y he cobrado 26,14 euros o a mi sobrina le han dado el título de ingles de la escuela de idiomas.... Los peores mejor olvidarlos. Un beso.