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viernes, 21 de marzo de 2025


De entre todas las personas que llevan una flor en el pecho

fuiste elegido tú;

por las huellas que dejas al pisar,

huellas intermitentes que acarician sonrisas a medias

y por la luz generosa que desprende tu aura

y por tus besos, sí,

por tus besos cómplices cualquier día de la semana,

a cualquier hora del día,

a cualquier segundo de una hora;

porque tienes un corazón hecho de lágrimas

y rejuvenece con cada llanto.

De tanto que te quiero

se me olvida quererme,

aunque sea por debajo del pelo o de las arrugas,

quererme en silencio o a gritos

se me olvida, sí.

Es por tanto que te quiero

por lo que ya no me quiero yo.

 



viernes, 22 de marzo de 2024

AMIGA POESÍA

 

Perdona si no se escribir los versos correctos,

si las metáforas no se adaptan a tu piel

o si la anáfora convierte el papel,

en papel manchado o papel mojado.

Disculpa amiga si lo que grabo con tinta

daña tus escápulas

mi intención es cubrir los renglones vacíos

con un verso libre, libre por sí solo,

libre como yo misma.

Mi mano avanza con pies de plomo

las palabras brotan frágiles,

calladas,

intermitentes,

siento que no sean las apropiadas

y si lo son,

me alegro.

Son las que son, las que nacen y crecen sin censura,

son las que se arriman a mi almohada cuando duermo

o las que florecen mientras Hacienda descuelga el teléfono.

Son las que forman parte de ti y de mí.

En ocasiones hay que tratarlas con esmero

o incluso ponerlas cadenas,

según se vea.

Ellas necesitan un lugar para ser felices,

como yo,

y tú amiga, sabes mucho de eso.

En ti he puesto todas mis ganas,

y como dice la canción:

«Aunque tú no lo sepas

me he acostado en tu espalda

y mi cama se queja

fría cuando te marchas...»



jueves, 1 de marzo de 2018

Como un algodón de azúcar



Te regalo un instante,
un momento de mi tiempo  y del tuyo,
un inciso en el día a día,
un algodón de azúcar
a tanta prisa cotidiana.
Me bastan unos versos
para decirte que mis músculos huérfanos
gritan tu ausencia,
con una desgana infinita
se acomodan en una postura que no mola
y te echan de menos.
Es posible que los hoyuelos de tus mejillas
se dibujen en las mancuernas de cinco kilos
y por eso sean mis favoritas.
Tal vez  el sonido de  “Sail“
te llegue  lejano y te recuerde el trabajo bien hecho
a mí me arruga el estómago durante cuatro minutos.
Ahora,
sigo entrenando
y continúo  buscando tu sonrisa en el vaho del espejo
pero se ha esfumado entre las luces tristes del mediodía.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Tierras llanas de Castilla


En un trayecto de ida y vuelta,
con los cinco sentidos
más el que me enseñó a llorar,
entretengo mis pies dormidos
por  las tierras llanas de Castilla.
La manzanilla reseca por un Agosto raro
endulza mis labios encendidos
y  el pan blanco de Tahona quema mi lengua ansiosa,
aún así, envuelvo con su miga deshecha
una pieza de la matanza de otros años
reconociendo el orégano entre la textura del gorrino muerto.
Salgo  de casa con los huesos calientes,
cojo la linde al molino de agua,
no me llega el aroma de un otoño anterior,
no percibo el calor a encina chamuscada,
ni a pelo de perro chorreado,
una tras otra cabalgan gotas saladas por mi nariz de Cyrano
y guardo en la entretela del gabán de las inclemencias
las manos que me dan de comer.
No me corea vida animal como en verano,
las aves buscan el recuerdo de otras estaciones
y desaparecen.
Voy acompañada de las hojas doradas
esparcidas por  la vereda de lo que fue un río de lavar,
me escoltan los chopos desnudos,
el crujir de sus vestiduras dañan los oídos a mi paso.
En un cambio de sentido
un cencerro llama mi atención entumecida
y evoco con asco el primer sorbo de nata.
Doy un giro de noventa grados,
y me acomodo a los pies de esa reliquia del pasado,
recojo una imagen inventada
del trigo limpio en la muela,
hasta que cae como  lluvia dorada al cedazo.
Las telas enredadas de las arañas,
habitan otras piedras de moler que no son éstas,
mi  ojo  derecho  busca el color vida de la primavera
y el izquierdo, el  izquierdo también.
El camino a casa se vuelve de viento seco,
regreso al prado donde  alguna Charolesa
rumia en calma,
las alamedas a lo lejos me saludan al pasar
y  una rendija de esperanza
colorea el blanco nuclear de un cielo espeso.
Un vencejo valiente,
contempla desafiante
mis maniobras al cruce de miradas,
sus garras de presa
custodian desde el borde el pozo de los caídos.
Mi sentido más desarrollado
hace el resto y distingo sin verlo
 un galgo de poca valía entre las aguas contaminadas del dolor,
 una lágrima brota con fuerza
dejándome  un surco helado a su paso.
El  tañido de  campanas anunciando el Ángelus
me devuelve a la realidad de un pueblo sin sentido.
Mis dedos opalinos rozan con ganas
el ropaje aterciopelado del  pajarillo cómplice,
y él, agradecido, me sonríe.

sábado, 25 de junio de 2016

España ya no calza zapatos dorados


En un momento de disciplina
relajo las escápulas y me hago ceniza blanca,
muevo la cabeza hacia la izquierda
abro los ojos y no hay luz clara,
la derecha me espera vacía, embustera, impropia.
Llevo la barbilla hacia mi pecho
me miro los pies desnudos,
basura entre los dedos.
Me agacho, sonrío, huelo a ladrón indemne,
a podrido, a restos de jamón añejo.
No hay rincón libre para el mejor
ya ocupan los huecos los que saben
y es que son muchos los que quieren y no pueden
y más los que tienen y roban.
Estamos de enhorabuena
con la brújula rota, los dientes afilados
y el estómago lleno, por si acaso,
visitaremos  las urnas
buscando una necesidad  que no llega.
Mientras,  hasta mis huesos
huelen la crisis negra del hoy.
Vuelan  los números gordos,
se despegan las moscas de la miel,
acarician el acero frío de la cárcel
los más débiles y no los peores.
No, España ya no calza zapatos dorados.
En un momento de reflexión
alargo un brazo y respiro,
guardo en un bolsillo mi ignorancia política,
el otro espera  vacilante un cambio de jugada
entre tanto maleante,
yo giro y giro con la cabeza bien alta.


domingo, 12 de junio de 2016

Corazón de Atenea


Y ahí tengo mis huesos,
dormidos junto a tus recuerdos,
bronceadas mis curvas,
con la mirada cubierta por historias imperfectas.
La Diosa Atenea me desnuda cada día
y me hace dueña del templo dorado.
Mi rostro intermitente entre el sol  y el mar
ahora compuesto de sombras blancas,
graban amapolas en tu corazón.
No quiero ser causa de una incógnita de tu pasado
ni quiero ser problema de un futuro loco,
el control de todos mis actos y mis refugios
los llevo entrelazados con cuerdas de seda.
Si sonrío a Eros
tus uñas me acarician la espalda
y si es a Baco
me retiras el acorde.
Aquí,  cubierta de brisa salada,
vivo serena entre el aleteo de los Albatros
y los mensajes en las botellas,
 tú  mientras, buscas la huella en la arena
aquella que dejo la estrellita de mar.


domingo, 17 de abril de 2016

La niña que llevas dentro


Y te das cuenta de que te duele una parte de ti que no es tuya,
que el tiempo pasado ya no se recupera
y es una putada,
que te llamas tonta porque lo eres
y te sienta como un guante.
La decepción te ha dejado un sabor como a vino picado
y  que te den por el culo no te gusta nada.
Puedes escribir los versos más tristes esta noche
pero no, eso  se lo dejas  a Neruda
a ti no te queda bien,
prefieres ensuciar un papel con lágrimas  encendidas
y tatuar corazones simpáticos.
Intentas buscar sus ojos en los tuyos
y  al revés,
rozar tu espalda con su espalda y viceversa
pero te escondes en una jaula de metal pesado
y salir te asusta.
Prometes volver a ser niña,
lanzar gotas de esperanza  en la oscuridad,
enterrar bajo una capa de cieno el dolor adulto
y volver a sonreír.

domingo, 26 de julio de 2015

Veinte segundos y una canción


Alguien sabio e impreciso
me contó una vez, tal vez dos o quizá lo soñé,
que las mariposas vuelan al compás de un tango argentino
y que la mentira más grande
viaja dentro de un baúl de historias inapropiadas.
Sin la inteligencia de otros
pero algo más astuta que muchos,
puedo decir con una copa de más
y alguna otra de menos
que quiero creer que solo eres brisa fresca,
que lo que acaricia mi bello erizado
es tu melodía y no el roce de tu pelo cuando me besas,
que son tus ojos y no los míos
los que derraman versos frágiles,
que es tu boca y también la mía
la que quiere un encuentro fácil
y que mis cinco sentidos
más el que escondo bajo la  almohada
rezan a cualquier Santo despierto
para escuchar los acordes del viento
mientras me balanceo por la cubierta del Titanic.
Y así, en veinte segundos y una canción
busco por los huecos libres de culpa
sin que se juzgue mis roces con la vida.


domingo, 1 de marzo de 2015

Burbujas de colores para un corazón herido


Y decir adiós con las manos vacías
y los nudillos sangrando
con tu sexo destilando aún fragancias  frescas
y con la exigencia de un encuentro que no llegará.
Y despacio desapareces,
sin darte cuenta,
dejando burbujas de colores entre mis piernas
y lágrimas invisibles temblando en mi boca.
Creía conocer todo de ti
hasta la huella que dejabas en mi piel
cuando todavía no estabas conmigo.
No te culpo por quererme,
ni me culpes porque yo te quiera más,
no te acuerdes del reloj que pausó aquellos besos exquisitos,
ni te asomes a los instantes que duelen
camina con las manos en los bolsillos y solo siénteme.
No te preocupes por mí
estaré bien,
coleccionando imágenes imposibles en mi memoria
y llenando de besos chiquitos a mi corazón herido.
Quiero que sepas que no se me da bien llorar
y por eso solo lo hago  hacia dentro
sin que se note, sin que se vea
dibujando mares de agua pura
en un oasis dormido.
Entretanto esperaré en la copa de aquel árbol torcido
y no olvides que no debes olvidarme.


domingo, 15 de febrero de 2015

Libre para querer a los delfines


Te quieres
y mira que no lo digo yo.
Somos cómplices de usar la palabra bajo el agua,
el verso escrito dice un tanto de ti y otro tanto de aquel,
los adjetivos rechazan  la violencia
que existe sobre tu mirada ennegrecida
y las metáforas no sirven  para curar acosos sostenidos.
Ahora en un lenguaje real
te digo que no te quiero,
tus sentimientos fabrican inestabilidad poética
y en  un descuido me tocas,
pones una mano encima de mi vulnerabilidad
y lo que cuelga entre tus piernas
intenta seducir los sinónimos de mi prosa.
Pero te falta un nombre propio
una jarra de conocimiento bien fría
para entender que
soy libre para querer a los delfines.
Claro que te quieres
y por eso, yo a ti no.



sábado, 6 de diciembre de 2014

El miedo escrito con pluma blanca


Foto de Rosa 

¿A dónde me conducen esas letras,
que a fuego se me graban en la lengua, 
y en cenizas convierte las palabras
antes de que el alma agarre al viento y hable?  
Ni a ti,  ni a mí, nos gusta encender la llama
ahora mojada en vino tinto o
sabia tibia de algún lirio morado.
Ni a ti, ni a mí, nos gusta el vacío
de una distancia entretenida.
No temo  escupir caricias blandas
los blandos son los demás,
tú y yo convertimos el azúcar en flan de huevo.
Sueño con tus patas de araña sobre mis senos
tejiendo telarañas que aten a los muertos,
cuando corran los fantasmas
bailaremos en el pétalo sedoso de una azucena      
y nos asomaremos al precipicio.                                    
Media caricia agitada
regala paseos contenidos por mi  espalda
alargando la necesidad de besar tu ribete rosado.
Cubierta de restos de fragancias de un solo uso
me acurruco sobre tus años de más
y me envuelves con tus tibias templadas.
Mojada por las horas de espera
disparo bocanadas de aliento fresco
y dejo que me bañes en hojas de hierbabuena.
Hacia la boca de mi vientre bajas con hambre
ya no hay miel, ni leche, ni semillas de amaranto 
puede que quede polvo de nuez moscada.
Lames los bordes y en un delirio irreverente te apareas,
volvemos a estar a un paso de la primera cita.
Y como al principio bebemos en el mismo tarro
cargamos la cesta del recuerdo
y volvemos a buscar el trino de un gorrión enamorado.
Ni a ti, ni a mí, nos gustan los cristales mojados
donde los sapos pintan corazones de vaho
tú y yo somos más de atravesar espejos,
de montar con la lengua palacios de crema,
de marcar con tinta de mora el camino de regreso,  
somos dos corazones caducados
que visitan canciones que no existen
y que encienden cigarrillos que no van a fumar.
Caen las letras al papel lentas y sueltas,
como lágrimas de lava incendiadas
prenden hogueras antes de ser palabra
¿A dónde pues nos llevan estos llantos?
Todo por un miedo que existe
y me lo vendieron contigo
el mismo que riega
mis duendes de terciopelo azul.
El temporal trae lluvia de hojas moribundas
miramos atrás, ayer fue verano.
Tú y yo seremos huellas de dinosaurio.
Desde el principio de los tiempos
con una manzana estuvimos salvados y
ahora tenemos que escribir la historia.
Rosa y Silvia



lunes, 13 de octubre de 2014

Soy la muñeca que baila sin público

 

Primavera, Otoño e Invierno.
 ¡Estúpido verano de largas noches que pesan y pasan despacio!
 

Qué pequeña me siento
arrugada en mi barquito de papel,
si pudiera dejaría en tres
las cuatro estaciones de Vivaldi
la que me sobra, la regalo.
Necesito  volver a las calles del invierno,
a las esquina traviesas,
al aquí y ahora
 y que el resto… el resto  muera de envidia.
Noto que soy  la muñeca
que baila al ritmo de cualquier melodía sin letra
y sin más público que unas malas perlas.
Quiero que tu  saliva fina confite mis labios con tus besos
mientras escucho tu corazón a través del mío.
Mi piel camina al compás que marcan tus dedos.
Deseo que  tu aliento sincero se pose sobre mi cuello
al tiempo que tu pecho le dice piropos obscenos a mi espalda.
Está llegando el momento de parar en seco
y alimentarme del recuerdo,
pero esperaré vacía
sin que la distancia  me muerda
sin que me contagie de su apariencia extraña.
Ahora te dejo que pienses en mí
para que de nuevo pienses en mí
y así hasta que me haga mayor,
de momento y como dice la canción:
“Qué grande eres amor
y qué pequeña que soy yo...”

 
 
 

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Mi otro yo


 

 
Fría  y nada transparente dice,
quien no me conoce, que soy,
que ofrezco el rocío en dosis altas
y  poseo un iceberg como órgano vital.
Dicen algunas bocas molestas
que no sé lo que es amar y que el amor duele,
 tal vez  lleven razón
pero eso lo sé yo y mi otro yo cuando está conmigo.
Es ahora cuando  aquellas lenguas tristes
deberían empañar la mirada
a través de los cristales rojos del deseo
y aunque se entrometan en mi cielo oscuro
y  naveguen por mis circunstancias
buscando fragancias disipadas en el tiempo,
no encontrarán errores escondidos
en cajitas de porcelana invisible.
Y  para aquellos picos poco agraciados
grito sin voz pero bien alto
que no siento dolor porque amo, 
 que soy en porciones muy elevadas
el final de cualquier capítulo sin comienzo,
pero eso lo sé yo y mi otro  yo cuando está conmigo.
 

martes, 6 de mayo de 2014

I feel like dying if I dont't have you




Comenzaré diciendo
que cerré con un pespunte doble
el motor de mis actos
y de nada sirvió.
Con los nudillos apretados
y una maleta repleta de asuntos pendientes
vagabundeé por  oasis llenos de colores mates
y me perdí.
Paseando por el laberinto de la serenidad
dibujé rostros conocidos
escondiendo recuerdos, ahora,
inexistentes en mi memoria,
pero a través de los pasos mal consentidos
apareciste tú.
Sin darme cuenta
habías deshecho la  puntada de doble hilo
y la abertura por la que respiraba mi ansia
cada vez  más amplia,  cada vez más profunda,
pedía, a voces, besos infinitos y
caricias atrevidas que no cesaban
despertando un deseo indestructible.
Miro atrás y no recuerdo
en qué momento  te empecé a querer,
ni tampoco cuando empecé
a negarme  a no quererte más.
Si vuelvo la mirada al frente
seguiré caminando en cueros
por donde el roce de tus dedos me guíen,
buscaré encuentros anónimos
donde atragantarme con tu sonrisa.
Escribo este poema porque sí,
por ti y para ti,
pero  un poema no se hace con lo justo
necesita aroma a lirio recién cortado
y los acordes ofrecidos de tu voz templada.
Y, en este instante, acabaré diciendo en inglés
porque en castellano toca a llanto:
I feel dying if I dont’ have you

 

martes, 11 de marzo de 2014

Diez años después

 
 
 
 

Porque  aunque pase el tiempo
aquellos que quedaron no volverán,
aunque giren las sombras vacías
y busquemos siluetas alargadas
llorando cada día un poco
y al siguiente un poco más
aquellos que se fueron no volverán.
Se ausentaron despacio dejando vidas inacabadas:
el niño que jugaba a ser coronel
la que fuera su madre
o el que creyó ser su padre,
el que apostó por ser un buen abuelo
o la mejor de las mujeres por ser abuela,
todos sin rumbo instruido
para  no volver a empezar.
Lágrimas, oraciones,
alguna flor, alguna vela, alguna mentira,
todo realidad.
Melodías dosificadas en cápsulas de plástico,
ilusiones transmutadas en voladuras de hierro,
sentimientos dilatados esperando una razón,
jugos adulterados que convierten la fruta fresca,
pero, aquellos que se marcharon no volverán.
Se sufre más si se recuerda menos,
se sufre menos si no se olvida,
diez años después 
continúa  en nuestra memoria.

 

viernes, 28 de febrero de 2014

La nada extensa

 

Dicen las lenguas flojas,
las malas y las buenas,
las indiferentes y las que conozco,
las ignorantes, las sueltas,
las azules y las moradas,
que eres hielo en horas de oficina
y un cargo de conciencia el resto del tiempo.
Hay quien cuenta
que tu pulso se congeló
al oír los tientos de la soledad,
que los besos blandos
sonríen al compás de tu memoria,
que los encuentros no vividos aún,
son manchas indelebles.
Y de pronto
un claro a lo lejos,
un punto difuminado
en medio de la nada extensa le conoces,
y así comenzó todo.
 
  
 

viernes, 14 de febrero de 2014

Siento


 
He vuelto a sentirlo
y siento como se afianza,
igual que una gota de aire
luchando por no caerse,
como una página vacía
jugando a ser la primera
o como los renglones inclinados
de un libro que no se vende.
Un beso limpio de intención
mueve las manecillas de un reloj muerto,
una caricia sincera
recoge las ausencias del vivir deprisa.
Ahora he vuelto a sentirlo
y siento como se relaja,
igual que la tierra que llega
después de un mala faena,
como el niño que ve la luz
tras largos momentos de inexistencia
o como las flores alegres saludan al crepúsculo
ahuyentando a los rayos del sol.
Y lo sigo sintiendo
y siento como se intensifica,
igual que una necesidad de olvidar sin hacerlo,
como un volcán a punto de derramar su ira,
o como el ascua que se arrima
y prende un corazón apagado.
El sexo sin prisas
calma las ansias insatisfechas,
palabras susurradas en un buen momento
modifican la trayectoria de lo que pudo ser.
Pero yo lo sigo sintiendo.
 
                                                        

domingo, 12 de enero de 2014

Un minuto


 

Sin pausa atravesamos corredores
mi nariz sobrelleva la sobaquera de otros
el aliento de por la mañana de unos
convierte mi sonrisa en algo peor.
Los colores fuertes del arco iris
disfrazan el alma del viajero.
No hay rutas fáciles
ni trayectos cortos
la mañana pinta azul
  y la tarde, la tarde no pinta nada.
Observamos pero no vemos.
Cabezas apuntando a un mismo objetivo
fundas metálicas cubriendo el motor de la escucha.
Culos poco trabajados
descansan sobre asientos plastificados de años.
El que ronca no ve
el que ve, hace que ronca
y el viejo, el viejo se queda de pie.
Al roce de su piel febril
vuelvo la mirada nerviosa y la encuentro,
deficiencia o trastorno
tal vez mujer, tal vez niña enferma,
tal vez mañana, tal vez hoy.
Un minuto separa una vida de otra tal vez mejor.
Intermitencias naranjas dañan las pupilas
sonidos huecos de alguna sirena poco agraciada
alumbran el fin de un camino
que busco y no encuentro.
Ahora no se escucha roncar
las cabezas apuntan a un mismo destino
las fundas metálicas se destapan ante el lamento
y en los asientos plastificados de años
descansa un talle corto,
sólo queda a la vista de todos
su mano apagada.
Aún sigue caliente.

  

miércoles, 23 de octubre de 2013

Pasado mañana



Ya no nos queremos, creo
ya se terminó el contenido alegre de tu voz
y hasta las ganas de vernos, no son ganas.
Y no te culpo por ello.
Hay mucho miedo en querer y no poder
y en lo que se desea y se exige.
No hablo de amor,
el amor no existe en mi conciencia,
el amor no es amor
cuando lleva acordes vacíos en las solapas
o  jirones de celos  entre las piernas.
Dejas un hueco tupido
entre lo que era y lo que pudo ser
y mientras,
mientras sueltas un hilo transparente con aroma pegajoso.
Los roces camuflados se han vuelto álgidos
los momentos oportunos se han contagiado de pena.
Y no te culpo por ello.
Quizá y sólo quizá, 
tenga el éxtasis que  navegar por mi memoria,
quizá y sólo quizá,
pasado mañana
volvamos a emprender rutas desconocidas
entre dos buenos amigos.
 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Si tú supieras

Sí tú supieras
que con cada regalo que me ofreces
se modifica el contorno de la luna
y que con cada sello impreciso
que dejas en mi inquietante piel,
la sal del mar se convierte en champagne del caro.
Sí tú supieras
que cuando nos tenemos
la dimensión más pequeña fallece
y nace una esencia que no entiendo y que busco,
porque existe y la noto.
Sí tú supieras
que cuando tus ojos color de cielo en calma
descubren la luz de los míos
la tierra deja de serlo perdiendo su forma,
los peces beben gotas del arco iris
y las azucenas... las azucenas mueren.
Mientras cubres mi hueco
te toco el rostro,
quizá mío, quizá tarde, quizá... es siempre.
Ahora sé que el dolor no es dolor
si no lleva tu nombre escrito,
que en cada espacio interrumpido
entre nosotros y lo demás
viajan lágrimas que nunca ves
lágrimas escondidas,
furtivas, como lo nuestro.