martes, 11 de marzo de 2014

Diez años después

 
 
 
 

Porque  aunque pase el tiempo
aquellos que quedaron no volverán,
aunque giren las sombras vacías
y busquemos siluetas alargadas
llorando cada día un poco
y al siguiente un poco más
aquellos que se fueron no volverán.
Se ausentaron despacio dejando vidas inacabadas:
el niño que jugaba a ser coronel
la que fuera su madre
o el que creyó ser su padre,
el que apostó por ser un buen abuelo
o la mejor de las mujeres por ser abuela,
todos sin rumbo instruido
para  no volver a empezar.
Lágrimas, oraciones,
alguna flor, alguna vela, alguna mentira,
todo realidad.
Melodías dosificadas en cápsulas de plástico,
ilusiones transmutadas en voladuras de hierro,
sentimientos dilatados esperando una razón,
jugos adulterados que convierten la fruta fresca,
pero, aquellos que se marcharon no volverán.
Se sufre más si se recuerda menos,
se sufre menos si no se olvida,
diez años después 
continúa  en nuestra memoria.

 

domingo, 2 de marzo de 2014

Los géneros narrativos: la novela




La novela es un género complejo, híbrido y en continua evolución. En los siglos pasados tenía unas características específicas, pero en nuestra época sólo podemos decir que consiste en un texto de cierta extensión y que está escrito en prosa. Aparte de eso, la peculiaridad de la novela actual es la libertad,  una libertad que, si bien restringe nuestra capacidad de “explicarla”, de guardarla en el armario de la lógica, le da alas  y convierte a este género en uno de los mayores retos para cualquier escritor.
El siglo de la novela es esencialmente el siglo XIX, un siglo de novelistas-entomólogos, que analizan sus sociedades con microscopio que se introduce en el laberinto psicológico de los personajes, y todo ello sin dejar de retratar la historia de sus pueblos.

Según Balzac: “La novela es la historia privada de las naciones”

En el siglo XX la realidad da otra vuelta de tuerca.

Según Freud: “En cada ser humano hay un yo oculto, que domina muchas de nuestras reacciones: el inconsciente”
Por otro lado la sociedad ha pasado del campo a la ciudad y ha dado lugar a una nueva clase social: el proletariado. El poder de la Aristocracia se reduce a lo simbólico; la burguesía es la fuente del dinero y, por lo tanto, del poder. Y la novela, vuelve a adaptarse a los tiempos que corren y así James Joyce, Virginia Woolf, William Faulkner, entre otros, intentan cazar con la red palabras el inquieto flujo de la conciencia de los seres humanos.
Mucho después en los años sesenta, los novelistas rompen aún más las estructuras y las formas, y la novela se convierte en un campo de experimentación y de juego. La percepción de la realidad en el siglo XX no es sólida, sino líquida, va vertiéndose en moldes diferentes, se transmuta, cambia de piel, nace y muere, para intentar atrapar ese movimiento continuo. La novela huye de la mentira del realismo, y busco formas que reflejan esa constante transmutación, ese cambio y eses conflicto permanente al que es sometido el hombre del siglo XX.

Según Mario Benedetti: “A medida que la vida se vuelve mecánica, apretada, veloz, la novela incorpora procedimientos (del periodismo, del teatro, del cine, del psicoanálisis) que le permiten sostener su impresión de artificio, de su simultaneidad, de nervioso vaivén”

Según Julio Cortázar: “La novela es un monstruo al que el escritor intenta domesticar mediante su esfuerzo creativo”
La novela a diferencia del cuento o del poema cuyo rasgo fundamental es la intensidad requiere del escritor un compromiso largo y sostenido, que se mantiene durante meses, años, en algunos casos décadas, y que nos permite el juego del cuento, o dicho de otro modo “el entrar y salir”

Construcción de la novela

Podríamos decir que la idea es el concepto general que cohesiona la novela. La idea es lo abstracto, lo general, aquello de lo que se parte. La idea del Quijote, por ejemplo sería la ambigüedad de la realidad entre la locura y la cordura.

El argumento es un desarrollo concreto de la idea. El argumento del Quijote, muy resumido es más o menos el siguiente:

Un hidalgo manchego llamado Alonso Quijano enloquece a causa de su afición por la lectura de libros de caballerías y se convierte en un caballero andante, “deshacedor” de entuertos. El argumento sería una visión muy general de la historia, lo que solemos contar cuando vemos una película y luego alguien nos pregunta de qué va. El material del que está hecho el esqueleto de la novela, es la historia que se cuenta. La novela siempre narra una historia.
La forma clásica de la división de una novela son los capítulos. Cada capítulo integra una unidad de lectura que a su vez posee una unidad narrativa. La división en capítulos nos ayuda a variar el tema, a mantener la intriga, a pasar de una trama a una subtrama y a manejar el tiempo. Cada capítulo es una pieza del puzzle y debe estar integrado en la estructura general para que el lector, al unirlas, termine formando la imagen que el novelista ha dibujado para él.
La novela no refiere sólo una historia, como sucede con el cuento, sino que está trenzada con otras pequeñas historias –las de los personajes secundarios- que colaboran entre sí para sostener a la principal. Estos subargumentos o tramas secundarias deben apoyar la idea central de la novela y facilitar su desarrollo.
 
La novela corta

Entre la novela y el cuento existe un puente que proporciona al escritor un camino distinto, que acoge algunas características del cuento y otras de la novela. Muchos autores de narraciones han optado alguna vez por esa posibilidad rica y diversa pero poco conocida: la novela corta.

El cuento, que debe tener entre 2000 y 30000 palabras (el cuento corto entre 100 y 2000)
La novela con un mínimo de 50000 palabras.
Y la novela corta entre 30000 y 50000 palabras.
La novela corta se encuentra a medio camino entre el cuento y la novela, pero no solo en cuanto a la extensión, sino también en cuanto a las características.
La novela corta conserva parte de la intensidad del cuento, de su espíritu de mundo cerrado esférico, también toma de la novela la capacidad de desarrollo de la trama y el proceso evolutivo de los personajes; y sin embargo conserva del cuento la trama única y el tono uniforme del narrador.
La novela corta aunque menos famosa, menos comercial y menos leída en nuestra época, proporciona al escritor una oportunidad más de expresión, un molde lleno de posibilidades. Porque a veces el desarrollo de una idea requiere más espacio que un cuento y menos que una novela. Y no sólo espacio, sino también aquellas características que hemos enumerado antes y que dan a la novela corta el rasgo  de tercera vía, permitiendo al escritor dejar “respirar” a su historia, sin hincharla artificialmente ni mutilarla en su esencia.

RECURSOS Y JUEGOS LINGÜÍSTICOS
 
La metáfora III
El contexto en el que nuestras metáforas van a desarrollarse es muy importante, porque no es lo mismo incluir metáforas en un poema que en un texto narrativo. La poesía es a veces metáfora pura, pues su ritmo y su finalidad evocadora integran esta figura literaria en su estructura de manera constante. Pero cuando escribimos en prosa, la metáfora debe aplicarse de manera muy diferente.

Para terminar con la metáfora, veamos algunos consejos sobre cómo utilizar al escribir narrativa:

Hay que huir del exceso de metáforas. Una metáfora es narrativa tiene valor no sólo por su belleza, sino porque apoya aquello que se está contando, porque nos enseña un nuevo matiz de lo que se narra. Si enlazamos una metáfora detrás de otra en un texto narrativo, éste terminará siendo enrevesamiento poético, es decir, poco eficaz como relato.
Una metáfora bien hallada vale más que diez mediocres, y cuando hablamos de metáforas mediocres nos referimos a aquellas que recurren a lugares comunes, esas metáforas, oídas, escritas, leídas miles de veces. Hay que “transportar más lejos las palabras”, no quedarse en lo obvio, sino buscar aquella analogía original que expanda el término real y que lo lleve a un nuevo lugar, a un lugar donde ese término nunca ha estado.

Ejercicio

Intentar elaborar una lista de metáforas
Escoger la que más guste y escribir un texto con lo que esa metáfora sugiera. No hay que pararse a pensar, hay que escribir lo primero que vega a la cabeza lo que surja directamente de esa imagen, pero sin incluir esa metáfora.
Cuando el texto esté escrito y corregido, entonces incluirla.
 
LECTURAS RECOMENDADAS

La Regenta (Leopoldo Alas Clarín)
Cien años de soledad (Gabriel García Márquez)
La metamorfosis (Franz Kafka)
El corazón de las tinieblas (Joseph Conrad)

PROPUESTA DE EJERCICIO

Recordar una historia real, algo que haya sucedido. No sirve una anécdota, debe ser  una historia con un principio, un desarrollo y un final.

Hay que hacer dos cosas:
En primer lugar, redactar el argumento, la línea principal de la acción.
Después, elaborar un esquema con las subtramas que surgirán de esta historia principal si se decidiera narrarla.
La novela es como un árbol:
La historia principal conforma el tronco; las subtramas que la integran ejercen la función de ramas, y éstas no son autónomas, sino que están conectadas entre sí, se alimentan de la misma savia y dependen de su tronco.

Se aconseja dibujar un árbol:
Tronco-personajes y la trama principal
Ramas- los personajes secundarios y las subtramas.