Perdona si no se escribir los versos correctos,
si las metáforas no se adaptan a tu pielo si la anáfora convierte el papel,
en papel manchado o papel mojado.
Disculpa amiga si lo que grabo con tinta
daña tus escápulas
mi intención es cubrir los renglones vacíos
con un verso libre, libre por sí solo,
libre como yo misma.
Mi mano avanza con pies de plomo
las palabras brotan frágiles,
calladas,
intermitentes,
siento que no sean las apropiadas
y si lo son,
me alegro.
Son las que son, las que nacen y crecen sin censura,
son las que se arriman a mi almohada cuando duermo
o las que florecen mientras Hacienda descuelga el teléfono.
Son las que forman parte de ti y de mí.
En ocasiones hay que tratarlas con esmero
o incluso ponerlas cadenas,
según se vea.
Ellas necesitan un lugar para ser felices,
como yo,
y tú amiga, sabes mucho de eso.
En ti he puesto todas mis ganas,
y como dice la canción:
«Aunque tú no lo sepas
me he acostado en tu espalda
y mi cama se queja
fría cuando te marchas...»