Mediante una mezcla de elementos fantásticos, macabros
y algún toque realista, se consigue crear un universo creíble que constituye la
literatura de terror. Se trata de convencer al lector de que “otro mundo”
habitado por lo sobrenatural, el horror y lo monstruoso, existe tan
naturalmente como lo establece el relato mítico, del que la literatura de
terror es deudora. El secreto y la fuerza del relato de terror, está en
inquietar y sugerir. Para ello, origina la irrupción de un elemento
sobrenatural, o natural pero amenazante, en un mundo sujeto a la razón. Esos
elementos amenazantes suelen provenir de lo horrible o lo macabro: espectros,
fantasmas, vampiros, diablos, descenso a las tinieblas.
La literatura de terror se articula en el juego entre
la vida y la muerte. El suspense es un elemento esencial y la vincula con la
literatura policíaca: un planteamiento argumental y una angustia que va en
aumento para personaje y lector; por su parte, la irrupción de lo inesperado en
un mundo cotidiano la vincula con la literatura fantástica. Pero tiene sus
características propias.
Según HP Lovecraft las reglas de composición macabra
son tres:
-Marco familiar a la época moderna para acercarse lo
antes posible a la esfera empírica del lector.
-Sus fenómenos espectrales debe ser malévolos más que
beneficiosos, pues la emoción que hay que suscitar ante todo al miedo.
-Debe evitarse la jerga de pseudoconciencia del
“ocultismo” si no queremos ver ahogado el encanto de la verosimilitud causal en
una pedantería nada convincente.
La literatura de terror abarca dos especies bien
limitadas y suele partir de una figura amenazante a partir de la cual se
establecen dos tipos de relación víctima
y victimario.
Las dos vertientes es que se divide este género son
los relatos de terror sobrenatural y los relatos de terror natural:
-Terror sobrenatural el agente aterrorizador es un ser
de otra dimensión, fantasma, duende, demonio,… Empieza después de la muerte,
cuando el ser humano se convierte en espíritu, aparición, fantasma.
-Terror natural, el agente es un loco, un sádico, un
animal gigantesco. Acontece antes de la muerte y acaban con ella.
Relación entre la víctima y victimario
-Víctima es atacada por un elemento extraño, natural o
sobrenatural y de pronto lo cauteriza.
-El victimario es alguien a quien la víctima conoce,
incluso un pariente.
Los temas que protagonizan las narraciones clásicas de
terror son ficticios porque contradicen lo posible. En buena proporción se
vincula con el mito. Los más típicos son los siguientes:
-El espectro: Irrumpe el difunto o fantasma “más allá
resulta muy próximo”
-El diablo: Espectro y como personificación del mal.
-El monstruo: Atacan a alguien libre y feliz
-El vampiro: Variedad del monstruo
-El descenso a las tinieblas: Extremo, ambiguo,
desconocido, que genera inseguridad y se visualiza como las tinieblas o el
infierno.
Joseph Stefano autor de Psicosis agrupó los miedos y
los llamó los diez ositos:
1.-Miedo a la oscuridad
2.-Miedo a las cosas gelatinosas
3.-Miedo a las deformidades físicas
4.-Miedo a las serpientes
5.-Miedo a las ratas
6.-Miedo a los sitios cerrados
7.-Miedo a los insectos (arañas y escarabajos)
8.-Miedo a la muerte
9.-Miedo a los demás
10.-Miedo por los demás
Los ositos pueden combinarse entre ellos.
Para causar verdadero miedo, maneja la tensión del
ambiente, el silencio, la oscuridad, los gestos fallidos, lo que no se dice.
Bucea y rebusca entre tus propios miedos; saca sólo uno de ellos al exterior.
Mientras escribes, tú tienes que pasar miedo, tienes
que notar que algo o alguien, está situado amenazadoramente a tu espalda. Si tú
no pasas miedo, es muy difícil que consigas convencer al lector.
Provoca más temor mostrar a un personaje que se ha
quedado paralizado y no puede siquiera hablar que uno que grita
desesperadamente. Que a tu protagonista le pasen mil desgracias no
necesariamente tiene que provocar inquietud si te excedes en temor, conseguirás
más risa que miedo.
Para las escenas de tensión utiliza frases cortas y
verbos de movimiento. Obliga al lector a quedarse sin aliento. No hagas digresiones,
reflexiones ni retrospecciones en ese momento: déjalas para más adelante.
2 comentarios:
Deberías dar tú las clases este año... genial artículo!!!
Jajaja, es por si el profe no lo ha explicado bien, bueno mejor dicho porque no lo ha explicado. La próxima entrada será sobre los narradores por si alguien duda, gracias compi. Bsss
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