Foto de Rosa
¿A dónde me conducen esas
letras,
que a fuego se me graban en
la lengua,
y en cenizas convierte
las palabras
antes de que el alma agarre al viento y hable?
Ni a ti, ni a
mí, nos gusta encender la llama
ahora mojada en vino tinto o
sabia tibia de algún lirio morado.
Ni a ti, ni a mí, nos gusta el vacío
de una distancia entretenida.
No temo escupir
caricias blandas
los blandos son los demás,
tú y yo convertimos el azúcar en flan de huevo.
Sueño con tus patas de
araña sobre mis senos
tejiendo telarañas
que aten a los muertos,
cuando corran los
fantasmas
bailaremos en el pétalo
sedoso de una azucena
y nos asomaremos al
precipicio.
Media caricia agitada
regala paseos contenidos
por mi espalda
alargando la necesidad de
besar tu ribete rosado.
Cubierta de restos de
fragancias de un solo uso
me acurruco sobre tus años
de más
y me envuelves con tus
tibias templadas.
Mojada por las horas de
espera
disparo bocanadas de
aliento fresco
y dejo que me bañes en
hojas de hierbabuena.
Hacia la boca de mi vientre
bajas con hambre
ya no hay miel, ni leche,
ni semillas de amaranto
puede que quede polvo de nuez moscada.
Lames los bordes y en un
delirio irreverente te apareas,
volvemos a estar a un paso
de la primera cita.
Y como al principio bebemos
en el mismo tarro
cargamos la cesta del
recuerdo
y volvemos a buscar el
trino de un gorrión enamorado.
Ni a ti, ni a mí, nos
gustan los cristales mojados
donde los sapos pintan corazones
de vaho
tú y yo somos más de
atravesar espejos,
de montar con la
lengua palacios de crema,
de marcar con tinta de mora
el camino de regreso,
somos dos corazones
caducados
que visitan canciones que
no existen
y que encienden cigarrillos
que no van a fumar.
Caen las letras al papel
lentas y sueltas,
como lágrimas de lava
incendiadas
prenden hogueras antes de
ser palabra
¿A dónde pues nos llevan
estos llantos?
Todo por un miedo que
existe
y me lo vendieron contigo
el mismo que riega
mis duendes de terciopelo
azul.
El temporal trae lluvia de
hojas moribundas
miramos atrás, ayer fue
verano.
Tú y yo seremos huellas de
dinosaurio.
Desde el principio de los
tiempos
con una manzana estuvimos salvados
y
ahora tenemos que escribir
la historia.
Rosa y Silvia
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