jueves, 1 de marzo de 2018

Como un algodón de azúcar



Te regalo un instante,
un momento de mi tiempo  y del tuyo,
un inciso en el día a día,
un algodón de azúcar
a tanta prisa cotidiana.
Me bastan unos versos
para decirte que mis músculos huérfanos
gritan tu ausencia,
con una desgana infinita
se acomodan en una postura que no mola
y te echan de menos.
Es posible que los hoyuelos de tus mejillas
se dibujen en las mancuernas de cinco kilos
y por eso sean mis favoritas.
Tal vez  el sonido de  “Sail“
te llegue  lejano y te recuerde el trabajo bien hecho
a mí me arruga el estómago durante cuatro minutos.
Ahora,
sigo entrenando
y continúo  buscando tu sonrisa en el vaho del espejo
pero se ha esfumado entre las luces tristes del mediodía.

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