Y te das cuenta de que te duele
una parte de ti que no es tuya,
que el tiempo pasado ya no se
recupera
y es una putada,
que te llamas tonta porque lo
eres
y te sienta como un guante.
La decepción te ha dejado un
sabor como a vino picado
y que te den por el culo no te gusta nada.
Puedes escribir los versos más
tristes esta noche
pero no, eso se lo dejas a Neruda
a ti no te queda bien,
prefieres ensuciar un papel con
lágrimas encendidas
y tatuar corazones
simpáticos.
Intentas buscar sus ojos en los
tuyos
y al revés,
rozar tu espalda con su espalda y viceversa
pero te escondes en una jaula de
metal pesado
y salir te asusta.
Prometes volver a ser niña,
lanzar gotas de esperanza en la oscuridad,
enterrar bajo una capa de cieno el
dolor adulto
y volver a sonreír.
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