Comenzaré diciendo
que cerré con un pespunte doble
el motor de mis actos
y de nada sirvió.
Con los nudillos apretados
y una maleta repleta de asuntos pendientes
vagabundeé por oasis
llenos de colores mates
y me perdí.
Paseando por el laberinto de la serenidad
dibujé rostros conocidos
escondiendo recuerdos, ahora,
inexistentes en mi memoria,
pero a través de los pasos mal consentidos
apareciste tú.
Sin darme cuenta
habías deshecho la
puntada de doble hilo
y la abertura por la que respiraba mi ansia
cada vez más
amplia, cada vez más profunda,
pedía, a voces, besos infinitos y
caricias atrevidas que no cesaban
despertando un deseo indestructible.
Miro atrás y no recuerdo
en qué momento te
empecé a querer,
ni tampoco cuando empecé
a negarme a no quererte más.
Si vuelvo la mirada al frente
seguiré caminando en cueros
por donde el roce de tus dedos me guíen,
buscaré encuentros anónimos
donde atragantarme con tu sonrisa.
Escribo este poema porque sí,
por ti y para ti,
pero un poema no se
hace con lo justo
necesita aroma a lirio recién cortado
y los acordes ofrecidos de tu voz templada.
Y, en este instante, acabaré diciendo en inglés
porque en castellano toca a llanto:
I feel
dying if I dont’ have you
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