Algunas veces
me convierto en pelusa
traviesa,
otras en voluta
transparente,
considero que soy parte de
ti
y del otro.
Pero en realidad soy el
tres de tres
o el dos del mismo tres
o quizá sea el uno del
tres anterior.
Por eso calculo mal, pero
calculo.
Intento despistar mis
brotes lujuriosos
pero me acechan
insistentes.
Estamos jugando y sé con
quien juego.
Abres tus puertas y entro,
sacudo las caricias que me
ofreces
y te guardas.
Me oculto ante la mirada intrusa,
celosa de la que en verdad
me mira.
Persigo el camino
equivocado
y revoloteo picoteando el
nido ajeno.
Me ofreces una pócima de gusto exquisito
que saboreo sin hacerlo
ante el examen discontinuo
de quien no ofrece anuencia.
Vayamos más allá en el
juego,
tú no eres tú y yo no soy
yo.
Nuestra memoria se borra
en minutos
y ya no me acuerdo que
acabo de besarte.
Cuando te veo te sonrío
porque te recuerdo, pero
no sé por qué.
Ni recuerdo que ya me
atrajiste antes hacia ti,
por eso vuelvo y vuelvo
sin conciencia
y lo seguiré haciendo
porque no recuerdo haber
quedado,
nunca, satisfecho, aunque,
en mi inconsciencia, se
que quiero
abrazar lo que veo sin que
dejes de girar.
Pedro Martínez y Silvia Morales.
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