De entre todas las personas que llevan una flor en el pecho
fuiste elegido tú;
por las huellas que dejas al pisar,
huellas intermitentes que acarician sonrisas a medias
y por la luz generosa que desprende tu aura
y por tus besos, sí,
por tus besos cómplices cualquier día de la semana,
a cualquier hora del día,
a cualquier segundo de una hora;
porque tienes un corazón hecho de lágrimas
y rejuvenece con cada llanto.
De tanto que te quiero
se me olvida quererme,
aunque sea por debajo del pelo o de las arrugas,
quererme en silencio o a gritos
se me olvida, sí.
Es por tanto que te quiero
por lo que ya no me quiero yo.
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