Y
decir adiós con las manos vacías
y
los nudillos sangrando
con
tu sexo destilando aún fragancias frescas
y
con la exigencia de un encuentro que no llegará.
Y
despacio desapareces,
sin
darte cuenta,
dejando
burbujas de colores entre mis piernas
y
lágrimas invisibles temblando en mi boca.
Creía
conocer todo de ti
hasta
la huella que dejabas en mi piel
cuando
todavía no estabas conmigo.
No
te culpo por quererme,
ni
me culpes porque yo te quiera más,
no
te acuerdes del reloj que pausó aquellos
besos exquisitos,
ni
te asomes a los instantes que duelen
camina
con las manos en los bolsillos y solo siénteme.
No
te preocupes por mí
estaré
bien,
coleccionando
imágenes imposibles en mi memoria
y llenando
de besos chiquitos a mi corazón herido.
Quiero
que sepas que no se me da bien llorar
y
por eso solo lo hago hacia dentro
sin
que se note, sin que se vea
dibujando
mares de agua pura
en
un oasis dormido.
Entretanto
esperaré en la copa de aquel árbol torcido
y no
olvides que no debes olvidarme.
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