martes, 14 de febrero de 2012

Como escribir un libro y publicarlo. Sonia Belloto











En la anterior entrada del blog, que casi ya ni me acuerdo, estábamos con el curso de creación literaria, habíamos visto “El estilo. El uso del lenguaje I”, pero antes de continuar con el siguiente tema, os presento un libro, es de la editora brasileña SONIA BELLOTO y se titula “Como escribir un libro y conseguir publicarlo”. Os dejo un resumen.

TIPOS DE TEXTOS
Texto autista:
Aquel que tiene significado únicamente para el autor. Introduce situaciones o sentimientos que solo significan algo con relación a sí mismo. Es como si se encontrara en un mundo particular escribiendo sobre cosas personales. Hay gente que se cree que escribiendo sobre las cosas cotidianas que ocurren en su vida aporta material suficiente para un buen libro. ¡Cuidado! Si narras solo situaciones banales sin crear una identificación con el lector, ni despertar su interés, estarás escribiendo un texto autista.
Texto nacido de la vanidad:
Es aquel que el autor escribe únicamente para demostrar que sabe mucho sobre el tema. Su objetivo es impresionar, al lector, no captar su atención. Cuanto más complicadas son las palabras y más rebuscados los conceptos, más inteligente parece ser el autor del texto. De ahí que muchos autores con el deseo de mostrar la cultura que poseen, acaben por escribir involuntariamente textos de vanidad. Cuando escribas, intenta solucionar y no incrementar los problemas al lector. Escribe con el objetivo de transmitir la idea de la forma más eficaz posible. Puede que no sepas que escribir un texto sencillo y con un ritmo agradable supone un gran trabajo para el autor. De modo que, tal como ocurre en el caso de los textos autistas, si todavía no eres un escritor famoso, evita los textos de vanidad, excepto que escribas para lectores que lo único que desean sea admirar tu nivel cultural y a quienes no les importe que los textos sean innecesariamente rebuscados.
Texto bien intencionado:
Este tipo de textos pretende transmitir ideas interesantes y captan la atención del lector pero el autor desconoce las técnicas necesarias para hacerlo. Por eso muchas veces el texto pierde ritmo o se vuelve pesado. Escribir un texto bien intencionado es como diseñar y construir un coche en el garaje de casa usando herramientas domésticas. El modelo doméstico generalmente peca de falta de calidad en el acabado y no es sometido a pruebas de resistencia y fiabilidad. Lo mismo ocurre con los textos bien intencionados.
Texto planificado:
Es el texto eficaz. El autor conoce las características del lector al que pretende llegar, domina el tema y aplica las técnicas para hacerlo más interesante. El resultado es un texto profesional. Si se trata de un libro, es el sueño de todas las editoriales.
Determinar el perfil del lector es una condición fundamental para producir un texto planificado. La segundo condición es conocer el tema. Si no conoces el tema sobre el que estas escribiendo, lo dejarás entrever. Y no basta con recopilar información; es preciso seleccionar la más interesante y organizarla. Conociendo el perfil del lector y el tema, ya estás preparado para crear textos bien intencionados pero no textos planificados. Cuando estés escribiendo un texto para publicarlo se trabajo con un lector ficticio que posee las principales características del público al que pretendes llegar. De ahí la necesidad de conocer técnicas para guiar a ese lector ficticio por el texto de la forma más eficiente posible. Esas técnicas se refieren a la forma de desarrollar el texto y tienen como objetivo optimizar el efecto de la información.
En el pasado, y todavía en algunos casos quien se encargaba de optimizar el texto eran los editores literarios. El autor escribía, presentaba el texto y el editor sugería cambios para hacerlo más eficaz.
Muchos de los grandes escritores del pasado trabajaban con grandes editores. La función de los editores consistía en transformar los textos bien intencionados en textos planificados. En la actualidad la función del editor literario es diferente. Debido a la gran cantidad de material que llega a las editoriales, el editor literario se ha convertido exclusivamente en el encargado de separar lo que tiene potencial para publicarse de lo que será rechazado. Si sabe producir un texto profesional sin la colaboración de un editor, tendrá la posibilidad de que una editorial se lo publique; en caso contrario su material sencillamente será rechazado.
Cuando estés escribiendo, no adoptes nunca la función del escritor y del editor literario al mismo tiempo. Si lo haces te bloquearás. A la hora de escribir limítate a escribir y deja la edición del texto para el momento oportuno.